viernes, 6 de junio de 2014

Wake In Fright (1971) - A veces el cielo y el infierno se parecen



Aunque el título original no quiere decir lo mismo que el título que se le dió a este gran film en España, Despertar En El Infierno, creo que pocas veces una traducción libre ha podido ser más acertada que en este caso, porque las aventuras vacacionales del protagonista que en teoría le tenían que llevar a Sídney para reunirse con su novia, y que le llevan a hacer un alto en el camino en un pueblo en apariencia poca cosa, pero una vez allí se siente arrastrado por una tremenda vorágine de infernal garrulería australiana de la cual a duras penas se puede escapar físicamente, mentalmente es imposible. Aunque el argumento no tenga mucho que ver si que el clima de esta película tiene puntos en común con Deliverance. Aquí no hay paletos desdentados deseosos de sodomizar a pijos urbanitas de vacaciones ni una lucha contra los elementos, pero detrás de un paletismo de lo más campechano en Bundanyabba se esconde un portal de entrada a un desasosegante descenso a un infierno donde reinan el alcoholismo, la brutalidad y la misoginia, que engulle a todo aquel que se atreve a adentrarse, de tal forma que al protagonista no sólo se le hace difícil huir de todo eso, es arrastrado a un comportamiento y a un estilo de vida que es el contrapunto a su vida "normal" de aburrido profesor de un minúsculo poblado australiano del que también le resulta imposible escapar. El existencialismo, lo absurdo de la condición humana, la soledad o la desesperación pocas veces habrá tenido en el cine un tratamiento como en Wake In Fright, una película dura, intensa, maravillosamente horrible.


Parece surrealista que fuera dirigida por Ted Kotcheff, responsable de entre otras cosas algo como Rambo, pero que en Wake In Fright domina con vigor y sin ningún tipo de escrúpulos los tiempos y toda esa opresión, permitiendo al espectador asistir de cerca a momentos brutales y a un carnaval de personajes tan estrambóticos como humanos en realidad, demasiado, tal vez. El protagonista está interpretado por Gary Bond, un personaje que le tuvo que marcar, como Martin Sheen con Apocalypse Now, pero Wake In Fright no sería lo mismo sin Donald Pleasence, excelente en todo momento y en su salsa. Película no apta para todos los estómagos, como tampoco puede ser beberse una cerveza de un trago, una detrás de otra, pero si los encantadores habitantes de Bundanyabba pueden hacerlo también un cinéfilo que se precie debe probar experiencias como Wake In Fright. Y mucho más infernal y brutal que todo lo que se muestra en esta película puede ser la actualidad o la programación televisiva, repleta de politicastros y secesiones que colman de placer a la mayoría de los habitantes de este lado del infierno.