jueves, 30 de octubre de 2014

Jason Isbell & The 400 Unit - Live From Lincoln Center



Inminentemente me largo a tierras leonesas para trabajar, estaré un poco más ausente aún que de costumbre, pero para el que quiera aquí dejo un regalito. Un conciertazo de Jason Isbell & The 400 Unit en el Lincoln Center neoyorkino. Un poco terminado a contrarreloj, no está perfecto, pero si algún manitas quiere intentarlo el concierto se encuentra fácil en el sitio de PBS, hay que buscarlo en Live From Lincoln Center. He integrado en el concierto todas las canciones extras, no se por qué pero a partir de Outfit el sonido está un poquito desincronizado, con más tiempo lo hubiera arreglado, y tal vez lo haga más adelante, pero es fácil de solucionar con el VLC.

http://thepiratebay.se/torrent/11332511

Jason Isbell & The 400 Unit
Live From Lincoln Center
January 30 2014

Flying Over Water
Tour Of Duty
Go It Alone
Decoration Day
Stockholm
Relatively Easy
Live Oak
Different Days
Alabama Pines
Codeine
Cover Me Up
Travelling Alone
Elephant
Heart On A String
Outfit
Super 8
Can You Hear Me Knocking

Extras:
Making to the next week
Hiding Behing The Curtain
My Main Guitar

jueves, 16 de octubre de 2014

Ruthie Foster - Promise Of A Brand New Day


Vuelta al redil de Ruthie Foster al tipo de música con la que se dio a conocer, afortunadamente. Es posible que tanto reconocimiento por un disco como The Truth According To Ruthie Foster o por su maravilloso directo Live At Antone's se haya traducido en presión por parte de su discográfica para aprovechar el momento e intentar sacar partido con el sobre-producido y un tanto impersonal Let It Burn. Por eso no es raro que Ruthie haya retornado a donde sin duda se siente más confortable, en un entorno como en el que se arropa en Promise Of A Brand New Day. Let It Burn es un buen disco, y la versión del Set Fire To The Rain de Adele, aparte de sorprendente y majestuosa, supera a la original en todo. Pero Ruthie es una artista con una personalidad tan fuerte y una calidad tan inmensa en todo lo que hace que no necesita discos fuera de su onda. Aunque en este caso Meshell Ndegeocello se encargue de la producción (también aporta el bajo), Promise Of A Brand New Day hace volver a Ruthie a las sonoridades de The Truth According To y los discos anteriores.

Artista inclasificable. Gospel, blues, soul o lo que sea, todo lo que sale de su prodigiosa voz y sus emotivas canciones es material inspirador, que llega al alma y es capaz de alegrar el día más triste. Con Ruthie Foster te olvidas de tendencias o de estrategias comerciales. Esto es música de verdad, de una artista capaz de conmover y mover montañas con sus composiciones y sus interpretaciones. Se pueden adivinar fuertes convicciones a través de su música. Una de las canciones, Second Coming, habla sobre Martin Luther King y John Brown, y aunque no sea una composición de Ruthie, es del bluesman Willie King, no creo que mucha más gente pueda darle tanta credibilidad a la letra de la canción. Con instrumentación reducida y canciones sencillas, pero con identidad propia, Ruthie Foster vuelve a hacer un disco en el que es fiel a sí misma, tan natural y falta de pretensiones como en sus orígenes, con un entusiasmo desbordante y demostrando canción a canción lo que es ser músico de verdad, de los que tienen compromiso sólo con su arte y cuya personalidad impregna todo lo que hacen.






jueves, 2 de octubre de 2014

Ryan Adams (2014)


Mucho tiempo lleva este hombre de greñas despreocupadas (y orgulloso portador de camisetas de Slayer últimamente) alegrando con su música a sus seguidores, ya sea con Whiskeytown o su carrera en solitario, pero ahí le tenemos de nuevo, al pie del cañón y haciendo las cosas a su manera, por muy mal que a muchos les parezca. No se le suele nombrar junto a otros célebres estandartes de la música norteamericana de los últimos veinte años, tampoco su trayectoria es que muy respetada por ciertos sectores, que anteponen sus salidas de tono a la calidad de su obra, pero esta se basta por sí sola para cerrar muchas bocas. Psicológicamente inestable, pero con una capacidad de crear música personal como pocas veces se ve. Discos como Heartbreaker o Gold no están al alcance de cualquiera. Hasta alguien como Elton John reconoció la influencia de la sublime sencillez que impregnaban las canciones de un disco como Heartbreaker. Pero Ryan no se paró ahí, y con discos sucesivos demostró una capacidad para reinventarse constantemente. Lo que para muchos podrían ser bandazos estilísticos para mi es inconformismo, querer probarse a sí mismo, y es cierto que Ryan Adams puede hacer discos que para muchos serán esperpénticos, como ese metalero Orion o el también reciente 1984 (un disco pseudo-punk con Ryan a cargo de todos los instrumentos y con canciones de apenas un minuto), pero yo lo veo como una absoluta falta de complejos y no querer regodearse con lo ya conseguido. No estaría mal tener más artistas honestos y valientes como Ryan en estos tiempos, comprometidos con su música, sin artificios, y sin miedo a pegar un patinazo de vez en cuando, pero capaces de tener una carrera sólida, en lo que prime sea la música, no la pose o el mercantilismo.

En este disco llamado simplemente Ryan Adams nos encontramos ante música que guarda algún punto en común con algo como Cardinology o Cold Roses, aunque es un paso adelante más en la carrera de este músico. No es un disco sencillo de asimilar, especialmente viniendo después de III/IV o Ashes And Fire, unos trabajos tremendos y lustrosos en los que Ryan dejaba ver que no había perdido capacidad, y que es capaz de pasar de sobrevolar entre todos los estilos que le apetezcan sin perder su identidad. Pero con este último si que estamos ante un disco que entra poco a poco y que tiene más de lo que aparenta después de unas primeras escuchas. Rodeado de colaboradores tan interesantes como Benmont Tench, Tal Wilkenfeld o incluso Johnny Depp, las canciones de este álbum encierran una profundidad muy poco común en músicos de su generación. En mi caso creo que me ha ayudado ver a Ryan en vídeos interpretando estas canciones y hablando sobre ellas. También es un disco al que la noche le ayuda. Esa introspección con guitarras ruidosas me recuerda a alguien como Jason Isbell (Gimme Something Good tiene puntos en común con Go It Alone), al que Ryan pidió que le acompañara en una gira no hace mucho e incluso ayudó a Jason cuando logró dejar atrás su adicción al alcohol, aunque en este caso se puede decir que la influencia es recíproca. Realmente no hay canciones que destaquen ni por encima ni por debajo de las otras, lo que hace a Ryan Adams, el disco, un trabajo bastante homogéneo, también por el tono emocional, algo que Ryan domina como pocos, y estilísticamente, aunque haya canciones más desnudas que otras en instrumentación. Música profunda, que brilla en la oscuridad, que emociona más a cada escucha y te deja con ganas de más, y de preguntarte, ¿con qué vendrá Ryan la próxima vez?

En el estupendo vídeo de abajo podemos ver a Ryan Adams tocando canciones de su álbum homonimo, de 1984 y hablando de black metal, entre otras cosas. Imprescindible.